Habla con la cadera apoyada en el borde de la mesada de esta cocina ampulosa. Hay un horno que levanta a 500 grados. Frascos y frascos con especias y semillas. Dos, tres licuadoras. Hay mosquitas. Maples de huevos sin huevos. Hay yerba cebada mil veces secándose en una fuente que terminará en un balde: con una mezcla de agua y harina de mandioca, explica la dueña de casa, hará macetitas biodegradables. Arriba, sobre un estante, están los bidones en los que fermentaba el lúpulo para fabricar cerveza artesanal, un emprendimiento que tenía con su hijo mayor. Ahora la pava salta, la yerba cae en el mate y el agua en el termo. Estamos listos para pasar al salón comedor. Ahí nomás está el balcón. Visto desde aquí, Juncal y Uruguay es un cruce más de Recoleta, el barrio más coqueto de la Capital. Pero no debe haber otra esquina con más custodia policial que ésta.
Como el preámbulo de una Constitución pero pegado en la puerta principal, el papel dice así: “Sé que esto parece el palier de entrada a mi casa. Esta no es sólo mi casa, en esta casa yace mi hogar (…). Con la autoridad que detento en la simple posesión he instaurado que este lugar pase a ser el Hall de Asepsia donde dejar toda la basura que traemos pegada en el aura”. Al lado de la puerta hay una cajonera antigua, hecha a mano. Y al lado de la cajonera, el sillón donde se sentaba su padre. Enfrente de ambos muebles, hay un maniquí del que cuelga un cartel que dice así: “Absuelvan a Chocobar”. En 2017, el policía Luis Chocobar mató a un ladrón con su arma reglamentaria y fue condenado a dos años de cárcel. Pero todo esto lo veremos más tarde porque al departamento de Ximena de Tezanos Pinto entramos por la cocina.
“Cuando escucho que me dicen ‘jefa de la banda’ no puedo más que reírme. Yo no repudio el atentado, yo lo condeno. Y además, jamás imaginé que colgar una bandera con la leyenda Argentina República Democrática en el balcón iba a terminar en esto que me está ocurriendo”, dice Ximena. El agua aún no bulle en la pava eléctrica. Le pregunto qué es eso que le está ocurriendo: “Esto, que me pregunten qué pienso, qué opino… Creo que soy una figurita que sirve a algún propósito de distracción, de entretenimiento. ¿Viste que ya no hay programas de chimentos? Con un 50% pobreza y un 100% de inflación nadie se está peleando por la purpurina, la peluca o la marquesina en Calle Corrientes”.
Ximena de Tezanos Pinto, 55 años, dos veces divorciada y madre de cuatro, es “la vecina de Cristina”.
Ximena de Tezanos Pinto, 55 años, dos veces divorciada y madre de cuatro, es “la vecina de Cristina”.
Ximena de Tezanos Pinto, 55 años, dos veces divorciada y madre de cuatro, es “la vecina de Cristina”.
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